viernes, 1 de diciembre de 2017

JUECES. INTRODUCCIÓN. LA ÉPOCA DE LOS JUECES.

Admitida la historicidad sustancial, aunque sea exigua, entre el asentamiento de las tribus y la monarquía transcurren unos dos siglos. ¿Cómo se organizaban las tribus en esa época? El libro nos presenta varias tribus autónomas, unidas con vínculos de solidaridad, sin gobierno central permanente. ¿Qué garantiza la unión?, ¿cómo funciona? Hay que buscar una institución jurídica que explique la tensión de los datos transmitidos. En teoría la unidad puede ser natural, por parentesco, y artificial, por convención o acuerdo. La artificial puede ser ficción literaria o realidad. La imagen que ofrece el libro ¿se explica como pura ficción? Detrás de los datos ¿hubo una institución jurídica real? Los comentaristas responden con modelos.

a) El modelo de la anfictionía. Lo expuso M. Noth, aplicando al mundo bíblico una institución que funcionó en Grecia y en Italia en la antigüedad y que lleva el nombre técnico de anfictionía. Etimológicamente son anfictiones los que habitan unidos en torno a un centro. Históricamente eran grupos de seis o doce tribus autónomas cuyo centro de unidad era un santuario. Allí celebraban reuniones periódicas o extraordinarias, para resolver asuntos de interés común; allí se conservaban textos escritos y tradiciones orales.

Noth encuentra en el texto bíblico datos que responden a dicha ordenación jurídica; otros datos son interpretables a la luz de los primeros. Hay doce tribus, un santuario central, una divinidad y un culto común, reuniones especiales, delitos que afectan a todos, movilización en caso de ataque externo.

b) El modelo de las sociedades segmentadas (descubiertas en África). Son asociaciones formadas por grandes familias, agrupadas en clanes, sin autoridad central, pero unidas por lazos de solidaridad local o tribal. La falta de mando central se suple por la solidaridad en varios planos o esferas: entre grupos real o convencionalmente emparentados (antepasados comunes), entre grupos que habitan en un territorio, entre grupos generacionales.

En el texto bíblico se encuentran esos dos factores conjugados: ausencia de gobierno central y solidaridad fundada en parentesco común.

c) Historicidad. El salto del modelo a la realidad es inseguro. El modelo es un "como si". Los datos bíblicos, casuales y fragmentarios, se pueden combinar en un esquema interpretativo; de lo cual no se sigue la realidad histórica de la institución. Noth defendió la realidad histórica de su modelo; otro tanto los propugnadores del nuevo modelo. Hay razones para dudar cautelosamente.

El esquema jurídico es en buena parte mental y extrapolado. ¿No será proyección de la vida de los judíos durante el destierro? En la desgracia sintieron quizá, más que antes, los vínculos de solidaridad; entonces apelaron a los orígenes recreando viejas leyendas. Entonces el santuario de Jerusalén, perdido, era punto central de referencia; no había rey; el poder opresor de Babilonia recibiría su castigo. Jue 20-21 era parábola de la reconciliación necesaria de tribus hermanas, esperanza de superación del cisma. Si todo esto es hipótesis, no lo son menos los modelos.

El balance final es que no podemos reconstruir una historia del período. Pero sí podemos saborear unos cuantos relatos magistrales.

Los Jueces apenas dejan huellas en el resto de la Biblia. Probablemente aluden a ellos: Is 1,26; Sal 106,34-43; 136,23-24; el Eclesiástico les dedica tres versos entusiastas: Eclo 46,11-12. En el NT una cita: Heb 11,32.


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